Senderismo en Navarra
Hacer una ruta de senderismo en Navarra es una de las actividades más completas y gratificantes que podemos disfrutar en nuestros momentos de ocio. Sólo se trata de caminar, inmersos en la naturaleza. Ser parte del paisaje. Algunas rutas se popularizan por su belleza o por su fácil acceso y se vuelven muy concurridas, mientras que otras son verdaderos paraísos perdidos entre bosques y montañas y nos permiten saborear la conquista de llegar a lugares donde pocos han llegado.
En Navarra existen caminos de senderismo para todas las edades, toda la familia o para caminantes más resistentes y avezados. Hay senderos circulares y cortos que pueden completarse en un solo día, o travesías larguísimas por las que, si nos dejáramos llevar, cruzaríamos toda Europa.
La red de senderos en España y la mayoría de los países del mundo, siguen un patrón de señalización general, una marca, normalmente roja y blanca para los senderos de largo recorrido, y amarilla y blanca para los de pequeño recorrido. Luego hay cientos de variantes que establecen otros colores y otras formas para cada camino. Hoy, nuestros pasos, seguirán el trote de un pequeño caballo pintado de azul, tal la balización del sendero propuesto para esta nueva aventura que nos trasladará por la maravillosa región de Xareta, la tierra arbolada.
Descubriendo la magia y misterio del camino de las Pottokas: Senderismo
Entre los senderos del País Vasco, de amplia cultura montañera. Existe una ruta de senderismo en Navarra conocida como el Camino de las Pottokas, Pottoka Bidea en lenguaje local. La pottoka es un equino salvaje, característico de la región del Baztán, un caballito antiguo que no ha mezclado su ADN con otros equinos. El sendero, a través de hayedos, montes, grutas misteriosas, se adentra por viejas calzadas de piedra en una región denominada Xareta. Y pasa por los pueblos de Zugarramurdi, Sare, Urdax y Ainhoa. En este caso, el camino está balizado con una pottoka pintada de azul.
Es un itinerario circular de 34 kilómetros sin dificultad. Puede completarse en dos días durante los cuales, además de sentirnos exploradores de un entorno poco visitado, podremos sumergirnos en un complejo de grutas. Donde se han tejido leyendas de brujas y aquelarres, caminar por las huellas de contrabandistas y perseguidos, deambular reviviendo en carne propia sus historias. Y en cada poblado, recargar energías degustando la gastronomía local. Basada en sabrosos quesos de granja, embutidos, panes con ingredientes de todo tipo, y dulces de frutos rojos.
Estos pueblos de no más de 700 habitantes, están catalogados como los más bonitos de la península ibérica. Podemos pernoctar en casas rurales o albergues, sin embargo si nuestra intención es alejarnos de la civilización por completo, encontraremos refugios de piedra en el bosque donde pasar la noche. No faltarán arroyuelos ni fuentes donde recargar agua.
Otra de las atracciones que podemos disfrutar si escogemos este sendero, es el tren de cremallera de la Rhune. Un tren de colección de 1924 que nos subirá, con más vértigo que esfuerzo, al primer Pirineo alto del oeste.
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